Inertes carcajadas que contemplan
la cruda realidad de tu silencio
se meten en mí ser y se proyectan
mandándome a lejanos universos
no lloro, ni me aflijo, ni deliro
pues en mi realidad nada es eterno
ni las nubes, ni la vida, ni el averno,
ni el dolor por que ahora no te tengo
sospecho que tan solo te has llevado
la cama, la guitarra y tus lamentos
pues debajo de mi ropa has dejado,
un montón, de mágicos momentos
las caricias que olvidaste con tu ausencia
se convierten en tiranos pasajeros
y el espacio, pequeño, de tu presencia
lo ocuparon, sin temor, nuevos viajeros
solo guardo dos cosas de aquel suceso
la primera el adiós en muto acuerdo
la segunda me ayudo a olvidar tus besos
es la imagen de una mente sin recuerdos
lunes, 7 de septiembre de 2009
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