sábado, 18 de abril de 2009

Viejo olor a ti

El olor a libros viejos atrajo mi atención, después lo hizo la enorme pila de estos, y por ultimo la tranquila melodía de Bach que sonaba desde el interior de aquella antigua librería. En la parte de afuera se encontraban algunas personas revisando entre las montañas de libros y revistas algo que les interesara, me encamine para convertirme en uno mas de la pequeña multitud y comencé viendo los primeros títulos, los cuales no me llamaron mucho la atención, pude darme cuenta que la pieza musical había cambiado, dejaba de ser un susurro para convertirse en una invitación que llevaba mi nombre con letras doradas, y me llamaba a acercarme a la librería. Me pare a dos pasos de la entrada y pude observar un enorme cuarto con varias mesas al centro, las cuales, a su vez, estaban totalmente repletas de libros, revistas, enciclopedias y algunas otras cosas más, al igual que los libreros que descansaban en los muros, cargando el peso de la potencial sabiduría.
Voltee a mi lado izquierdo y vi a un hombre que, posiblemente, era el dueño de aquel oasis literario. Me recibió con una amable sonrisa, yo le regrese el gesto inclinando ligeramente la cabeza y regresándola a su posición original.
Llegue a la primer mesa y comencé a buscar algo de interés, pero nada en particular, tardé media hora en dar mas de cuatro pasos, pues tomaba cada reliquia y la observaba hasta estar completamente seguro de que no era lo que buscaba, de vez en cuando daba una mirada general al lugar para observar a las personas que buscaban con cierta concentración algo de su agrado, se veía gente de todo tipo, incluso había una pareja de adultos Americanos que seleccionaba cada uno de los tomos de cierta manera que parecía, a simple vista, que sabían donde se encontraba cada libro, la música de fondo se mezclaba con el susurro de algunas personas y con las vagas risas de otras. Revisando entre algunos libros de Julio Verne decidí tomar un descanso y alce la cabeza, fue entonces cuando vi la escalera que se encontraba al lado de la caja y daba a una pequeña repisa justo encima de esta, fui el afortunado en verla primero, bajando un escalón y después otro, luego otro y así sucesivamente, lo hacia con un estilo lento pero seguro, con la fragilidad que se tiene al sostener una pieza costosa de porcelana mientras observaba cada uno de los escalones que iba pisando, me quede paralizado viendo la majestuosidad de ese andar, ella ni por error volteo a ver el espacio en el que me encontraba expectante, termino su corto descenso, se reunió con un hombre que, al parecer, era su padre y salieron, así sin mas, del establecimiento, todo mi ser estaba procesando la información del suceso, volví a entrar en mi, tome algunos libros que me habían interesado, los cuales, al igual que los demás, eran ofensivamente baratos, voltee de nuevo hacia la escalera y recorrí el camino perfumado que dejo a su paso, mire hacia la puerta principal con la esperanza de que regresara con algún pretexto burdo, pero solamente pude ver a la pareja de Americanos que iban ya de salida con un numero bastante considerables de libros, me dirigí a la caja con mi selección literaria y pague por ella, recibí mi cambio y otra amable sonrisa, entregue como propina un gesto igual al anterior y salí de la librería tomando a Verne y Jodorowsky sobre mi mano y con la dulce fantasía de un encuentro que nunca sucedió.

1 comentario:

blasblog dijo...

espero hayas encontrado "LA DANZA DE LA REALIDAD", creo el mejor libro del Jodo, muy biogràfico, simpàtico e instructivo .
saludos
Blas